Tan sólo quise hacerte saber que se me hace difícil el dejar de pensarte ¿y me escuchaste? No… mas ahora no interesa. Solamente te escribo, con el anhelo de que algún día llegue a ser de tu conocimiento este encargo de mi espíritu. Se me hace eterno el no tenerte junto a mí. Se me hacen frías las tardes, y más aún las salidas al parque. Se me va helando la razón, y el subconsciente se va yendo a una dimensión desconocida. A veces veo a las personas tomadas de las manos, y recuerdo cómo fue cuando estuve así, a tu lado, la que ahora forma parte de mi frágil memoria. Si tú me enseñaste a querer, ¿cómo olvidarte? Encontrándome de improviso con fantasmas, viviendo cada momento al lado de tus recuerdos. No hallo explicación lógica para el vacío que me dejaste. ¿Por qué tuvo que ser así? Todas las noches me hago esta pregunta, y no he podido responderla todavía. Oigo las canciones que se entonan las aves, tratando de distraerme un poco… y no puedo, pues todas ellas me hablan de amor, todas me recuerdan a ti y a lo que fue mi derroche. ¿Qué pasa con la vida? Lo que más quise, lo que más quiero, lo que más querré… no lo tengo.