A veces las situaciones nos absorben tanto, que no nos dejan espacio para nosotros, y dejamos de ser uno mismo, sin vida propia casi, para convertirnos en un laberinto del cual no sabemos salir. Es necesario, pararse a pensar y retomar la vida que uno quiere llevar realmente. Dejarse llevar por los acontecimientos, lo único que hace es conseguir un desgaste continuo, inútil, que a veces no nos deja ser nosotros mismos.La vida es muy corta y saber valorarla como deberíamos, no siempre es fácil. Entregarnos demasiado a los demás, a todo cuanto nos rodea, al final no nos deja tiempo para nosotros, y podemos tener una sensación de impotencia enorme.